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¡Alerta! Esta Historia Sobre Cómo Vencí la Ansiedad Cambiará Tu Vida (O No, Si Eres Un Perdedor)
¿Alguna vez has sentido que tu mente es como un terremoto constante, sacudiendo todo lo que tocas? ¿Sí? Pues bienvenido al club, amigo. Yo era la presidenta honoraria de ese club, ¡y menuda mierda de club era!
Corría por el parque como si me persiguiera el mismísimo diablo, pero el único demonio real era mi propia ansiedad. ¿Te suena? Apuesto a que sí.
Escucha bien, porque esto es importante: la ansiedad es como ese ex tóxico que no sabe cuándo dejarte en paz. Te roba la tranquilidad, el sueño, y hasta las ganas de vivir.
¿Y sabes qué es lo peor? Que hay mucho gilipollas por ahí que te dice que "no es para tanto". ¡Ja! Como si ellos supieran algo.
Permíteme contarte un secreto: el verdadero problema no son los demás. El verdadero problema eres tú mismo.
Sí, has leído bien. Yo me había convertido en mi peor enemiga, en la voz más crítica y despiadada que jamás había escuchado.
¿Te suena familiar? Pues sigue leyendo, porque esto se pone interesante.
Un día, me miré al espejo y ¿sabes qué vi? A una zombi. Sí, una puta zombi con ojeras del tamaño de la Gran Muralla China.
Y en ese momento, tuve una epifanía: o cambiaba, o me convertiría en la protagonista de "The Walking Dead: Edición Ansiedad".
¿Quieres saber algo gracioso? Antes de que la ansiedad me consumiera por completo, estuve a punto de montar un estudio de yoga. ¡Yo! La reina del estrés, vendiendo paz y tranquilidad.
La vida tiene un sentido del humor retorcido, ¿no crees?
Me sumergí en el mundo del mindfulness y la meditación como quien se tira a una piscina sin saber nadar: con pánico y rezando para no ahogarme.
Te voy a ser sincera: al principio, fue una auténtica mierda. Mi mente no se callaba ni debajo del agua.
Pero ¿sabes qué? Persistí. Porque, amigo mío, las historias que nos contamos a nosotros mismos son el verdadero patrón oro. Y yo estaba harta de contarme la historia de una perdedora.
Aquí viene lo bueno: descubrí que la clave estaba en practicar estas técnicas regularmente. Es como ir al gimnasio, pero para tu mente.
Y no, no necesitas levantar pesas con el cerebro (aunque eso sería bastante impresionante).
Fue así como nació mi curso de mindfulness y meditación. ¿Por qué? Porque quería compartir con otros lo que había aprendido.
Ser para ellos lo que yo necesité cuando estaba en el hoyo: un faro de esperanza (y de humor, porque reírse de uno mismo es terapéutico, créeme).
Mira, si yo pude encontrar la paz interior después de años de lucha, tú también puedes. Estoy más segura de eso que Isra Bravo de sus habilidades en la cama (y eso ya es decir mucho).
Mi curso está diseñado para guiarte paso a paso, como un GPS para tu mente. No tienes que hacer esto solo, como un náufrago a la deriva en el mar de la ansiedad. Estoy aquí para ser tu salvavidas, tu compañera en este viaje hacia el equilibrio que tanto deseas.
Imagina por un momento que estás en un pequeño bar de pescadores en Almería. El aire huele a sal, a pescado fresco y a historias por contar.
Los pescadores hablan en su propio idioma, una mezcla de jerga marinera y palabrotas que harían sonrojar a un camionero.
En ese bar, rodeado de personajes que parecen sacados de una novela de Hemingway, te das cuenta de algo: has encontrado la paz.
La ansiedad que antes te consumía se ha desvanecido, como la resaca después de una buena siesta.
¿Estás hasta los cojones de vivir con ansiedad? ¿Listo para mandar a la mierda esos pensamientos que te atormentan? ¿Quieres sentir la misma paz que si estuvieras en ese bar de pescadores, pero sin el olor a pescado?
¡Pues únete a mi curso, joder! Descubre cómo el mindfulness y la meditación pueden transformar tu vida.
Te llevaré a tu propio bar de pescadores interno, donde la calma reina y la ansiedad es solo un recuerdo lejano (como esa vez que pensaste que era buena idea cortarte el flequillo tú mismo).
Si yo pude hacerlo, tú también puedes. ¡Vamos a patearle el culo a la ansiedad juntos! Y si en el camino nos encontramos con algunos gilipollas, pues que les den. Nosotros seguiremos adelante, más fuertes y más tranquilos que nunca.
¿A qué esperas? ¡Apúntate ya! (A menos que seas un cobarde, claro. En ese caso, sigue viviendo con ansiedad. Más mindfulness para mí).